Artículo publicado por Poetas y Escritores Hispanos / Enero 27, 2014
por
Patricia Gaviria
Pero, la verdad es otra muy
diferente. El Universo no nos ha abandonado; nosotros lo hemos abandonado a él.
El Universo no es nuestro depredador; él es nuestra fuente de vida. El Universo
está siempre listo para ayudarnos, aunque nosotros le demos la espalda. Cuando
me refiero a “El Universo”, quiero agrupar en un solo concepto, tanto la fuerza
creadora de naturaleza divina, como todas las corrientes energéticas que
recorren el cosmos y son parte fundamental del complejo engranaje de la creación.
Un sistema más presente y activo en nuestro desarrollo de lo que nos imaginamos
y más poderoso de lo que jamás pudiéramos concebir.
Lo primero es comprender que no
podemos vernos y tratarnos solo como un cuerpo físico. Más bien, convencernos,
que somos el conjunto de tres corrientes energéticas -física, mental y espiritual-
que aunque están perfectamente correlacionadas, a su vez, son
independientes en sus funciones y nos brindan beneficios definidos. La Energía
Material da vida a un cuerpo maravilloso que nos permite experimentar las
sensaciones y sobrevivir la aventura del espacio y el tiempo. La Energía Mental
nos ofrece la materia prima para formar conceptos correctos acerca de lo que
experimenta el cuerpo físico; además, de ser la generadora de las emociones
positivas. Y la Energía Espiritual, es el flujo que nos pone en contacto con información
y emociones mucho más elevadas que las que manejan nuestras otras dos
corrientes.
Hay que, entonces, retomar hábitos naturales y prácticos que
estimulen el cuerpo como: deportes o dinámicas de ejercicio que sean suaves y
rítmicas; alimentación equilibrada; buena respiración; contacto con el sol, el
agua, el viento y los diferentes elementos de la naturaleza. Que activen la
mente como: meditación, actividades matemáticas, lectura en voz alta, escritura,
hacer rompecabezas o manualidades, tocar instrumentos. Que despierten el
espíritu como: momentos de calma y recogimiento donde podamos dialogar con
nuestra guía interna.
Debemos
sintonizar diariamente nuestro “radio” para que capte las “emisoras” que el
Universo dispuso para cada uno de nosotros el día de nuestro nacimiento.
Emisoras que transmiten elementos poderosos y capaces de demostrarnos que la
ley de la vida no es el sufrimiento, sino más bien “Nacer, creer, aprender,
disfrutar y evolucionar”. Y que está en nuestras manos el así experimentarlo.