Thursday, October 9, 2014

* ¿Es el Sufrimiento la verdadera ley de la vida?

  Artículo publicado por Poetas y Escritores Hispanos / Enero 27, 2014
por Patricia Gaviria

http://poetasyescritoresmiami.com/2014/01/27/el-sufrimiento-y-la-vida/

         Muchas personas pueden pensar que no es necesario quebrarse la cabeza dándole vueltas a una condición tan normal de la existencia como es el ¡Nacer, crecer, sufrir… sufrir… sufrir y morir! “Es la ley de la vida” –dicen.  Y es que, desafortunadamente, pareciera que en general la vida es eso: circunstancias que colocan al ser humano como un elemento olvidado por la fuerza creadora, dejado a la deriva en un mundo cruel, donde a punta de penas y fracasos, tal vez, logremos aprender algo.

            Pero, la verdad es otra muy diferente. El Universo no nos ha abandonado; nosotros lo hemos abandonado a él. El Universo no es nuestro depredador; él es nuestra fuente de vida. El Universo está siempre listo para ayudarnos, aunque nosotros le demos la espalda. Cuando me refiero a “El Universo”, quiero agrupar en un solo concepto, tanto la fuerza creadora de naturaleza divina, como todas las corrientes energéticas que recorren el cosmos y son parte fundamental del complejo engranaje de la creación. Un sistema más presente y activo en nuestro desarrollo de lo que nos imaginamos y más poderoso de lo que jamás pudiéramos concebir.

            Y es que a través de la historia casi todos nuestros sistemas sociales, culturales, educativos y religiosos se han distorsionado grandemente. Muchas veces, desde muy temprana edad, se nos empuja a dejar atrás esa esencia “mágica” infantil que viene cargada con alegría, libertad de expresión, pasión y vida. Se nos cambian las formas naturales de alimentación, movimiento, esparcimiento. Se nos enseña a pensar, sentir y actuar en negativo; alejándonos de los conceptos y comportamientos verdaderos que nos permitirían vivir una vida llena de satisfacción. Pero, aunque pareciera que todo aquello perdido en el camino es imposible de recuperar, para nuestra esperanza, sigue latente y a la espera de ser utilizado en beneficio de todos los seres universales. Solo tenemos que entender cómo en realidad funcionamos y las herramientas innatas y sencillas -que generalmente se dejan en el olvido- con que contamos para recuperar nuestro equilibrio.

            Lo primero es comprender que no podemos vernos y tratarnos solo como un cuerpo físico. Más bien, convencernos, que somos el conjunto de tres corrientes energéticas -física, mental y espiritual- que aunque están perfectamente correlacionadas, a su vez, son independientes en sus funciones y nos brindan beneficios definidos. La Energía Material da vida a un cuerpo maravilloso que nos permite experimentar las sensaciones y sobrevivir la aventura del espacio y el tiempo. La Energía Mental nos ofrece la materia prima para formar conceptos correctos acerca de lo que experimenta el cuerpo físico; además, de ser la generadora de las emociones positivas. Y la Energía Espiritual, es el flujo que nos pone en contacto con información y emociones mucho más elevadas que las que manejan nuestras otras dos corrientes.

           Así pues, el cuerpo, la mente y el espíritu deben ser estimulados de una manera adecuada e independiente para lograr armonizar todos los aspectos de nuestra vida. Somos organismos energéticos capaces de emitir y recibir ondas eléctricas, así como funciona un transistor o radio. Nos comportamos como antenas ante El Universo, donde podemos sintonizar el material necesario para que nuestros cuerpos logren estar sanos… para que nuestra mente nos ofrezca claridad, creatividad y regocijo… para que nuestro espíritu se conecte con la fuente de sabiduría y fuerza divina que nos impulsa a seguir viviendo. En contraste, si sacamos nuestras corrientes fuera de sintonía, vamos desprogramando las células, tejidos, órganos del cuerpo… nuestra mente va distorsionando el entendimiento y la capacidad para generar soluciones a los inconvenientes… nuestras emociones se tornan negativas… nuestra alma comienza a perderse en el camino, sin encontrar un destino.

            Hay que, entonces, retomar hábitos naturales y prácticos que estimulen el cuerpo como: deportes o dinámicas de ejercicio que sean suaves y rítmicas; alimentación equilibrada; buena respiración; contacto con el sol, el agua, el viento y los diferentes elementos de la naturaleza. Que activen la mente como: meditación, actividades matemáticas, lectura en voz alta, escritura, hacer rompecabezas o manualidades, tocar instrumentos. Que despierten el espíritu como: momentos de calma y recogimiento donde podamos dialogar con nuestra guía interna.

            Debemos sintonizar diariamente nuestro “radio” para que capte las “emisoras” que el Universo dispuso para cada uno de nosotros el día de nuestro nacimiento. Emisoras que transmiten elementos poderosos y capaces de demostrarnos que la ley de la vida no es el sufrimiento, sino más bien “Nacer, creer, aprender, disfrutar y evolucionar”. Y que está en nuestras manos el así experimentarlo.

Sunday, October 5, 2014

*¿A dónde va la Lectura?

 
Artículo publicado por Miami Diario en Octubre 5, 2014
por Patricia Gaviria

http://www.miamidiario.com/opinion/letras/libros/lectura/opinion/hispanidad/mes-de-la-hispanidad/patricia-gaviria/letras-hispanas/gaviria/329550
        

           Hace menos de dos años, recuerdo el impacto que me causó el anuncio colgado en la puerta de la librería cerca a mi casa, el cual decía: “Liquidación Final debido al cierre de ésta locación”.  ¿Cómo podía ser? ¿Cómo iban a cerrar mi querida librería? la que visitaba con frecuencia y en donde mi corazón se llenaba de gozo al pasar horas enteras mirando libros de todos los temas… la que para mí reunía el patrimonio del conocimiento.

            Debo confesar, sentí miedo, pensando que ya los libros no se estaban vendiendo como antes, que el correr de los tiempos modernos estaba alejando al ser humano de uno de los elementos más importantes para su desarrollo como lo es la lectura, y éste hecho, definitivamente, nos tiraría a un retroceso cultural.

            Durante las siguientes semanas mantuve una profunda tristeza, al ver como el gran local iba quedando vacio, igual que cientos de otros en todo el país. Sin embargo, analizando a fondo la situación, entendí que yo estaba equivocada… entendí que, por el contrario, ésta es la época de la humanidad en que más se está leyendo.

            Varios sucesos han permitido este acontecimiento. Primero, en los últimos siglos se ha hecho más asequible la capacitación básica de leer y escribir para un mayor porcentaje de la población mundial; no importando raza, edad, género o nivel económico. Segundo, con uno de los sistemas más importantes en el desarrollo de nuestra civilización, como lo es el “internet”, se logra transmitir mundialmente todo tipo de información. Y tercero, con el avance de las tecnologías de comunicación -como computadores, tabletas, celulares, I-pods y cientos de otros aparatos inteligentes-  se puede tener acceso a dicha información desde cualquier lugar y a cualquier hora. Además, gracias a los avanzados métodos de publicación, jamás ha sido tan sencillo y económico producir materiales impresos, digitales, incluso auditivos y táctiles como el “braille”; generando el volumen más alto de divulgación del saber en toda nuestra historia.

            Con esta cantidad de opciones, podemos, entonces, escoger la manera de leer que más nos guste: aquella donde buscamos datos concisos y cortos, instruyéndonos rápidamente en temas muy variados; o aquella donde nos tomamos el tiempo para leer material extenso y profundo, que nos hace más expertos en un tema determinado. Y no importa si escogemos los veloces y complejos electrónicos, o buscamos sentir la textura de cada hoja de papel, o quizá prefiramos usar sentidos no convencionales para interpretar los mensajes; la lectura siempre será la herramienta más usada para saciar esa sed natural de aprendizaje y ese instinto de evolución que tiene nuestra especie.

 
            ¡Sí!, tal vez por ser de la generación pasada, yo continuaré sintiendo nostalgia de perder esos espacios de lectura donde se nos permitía medir visualmente la “sabiduría”, dependiendo de la cantidad de libros que tuvieran las estanterías. Pero, sea como sea, hoy puedo entender con tranquilidad que la lectura no está a punto de desaparecer; sino, más bien, está cogiendo fuerza y se está arraigando en nuestras almas… como nunca antes.