Saturday, December 28, 2019

"PUNTOS LUMINOSOS"

por Patricia Gaviria
Navidad 2019

    Esta mañana, durante el desayuno, me cayó una gota de café en mi blusa blanca, creando una gran “mancha oscura”. Ya no tenía tiempo de hacer algo para cambiar la situación, entonces decidí salir con la mancha en la blusa. En la calle me encontré con unos amigos, y noté que mientras conversábamos, ellos solo se enfocaban en mi mancha. Ellos hacían el esfuerzo de poner atención a mis palabras, pero sus ojos volvían al punto oscuro de mi blusa, repetidamente.

    Yo solía preguntarme por qué los puntos oscuros, no importa donde estén ubicados, siempre llaman la atención de la gente. Pero hoy sé que es porque los puntos oscuros vienen a interrumpir la normalidad. Los puntos oscuros no son la mayoría; no son lo común.

   Muchas veces estamos mirando alrededor y enfocándonos en las cosas que no tenemos, en las que no nos gustan, en las que deberían ser diferente. Solo el lado oscuro de la vida capta nuestra atención y nos hace sentir agobiados. Pero la verdad es que lo bueno, lo claro, la luz es la mayoría. Hay más alegría que tristeza. Hay más días con salud que enfermedad. Hay más belleza que fealdad. Hay más gente tratando de dar lo mejor, que tratando de dar lo peor.

   Doy gracias a Dios por hacerme caer en cuenta que la vida está llena de puntos claros. Por eso cada que un punto oscuro aparece, y no hay nada que hacer acerca de ello, yo miro alrededor y busco por lo menos tres de esos "puntos luminosos"… esos “puntos luminosos” que hacen nuestra mayoría, nuestra realidad, nuestra normalidad. 


Monday, August 26, 2019

* Patricia Gaviria, autora invitada en el Mes del Libro Hispano, nos habla de la tristeza y la depresión desde una interesante perspectiva:



"Tristeza contra Depresión¨
Por Patricia Gaviria

 Articulo del 2014


            El estado energético natural del ser humano es de frecuencias positivas; allí donde nos sentimos vitales, alegres, tranquilos, creativos y con una valiente disposición para enfrentar la vida. Un estado esencial que nos conecta con las fuerzas del universo y nos brinda sentimientos y pensamientos verdaderos.
Lastimosamente, con frecuencia, nos vemos expuestos a condiciones que sacan nuestra energía de su estado original, y bajan o deprimen su vibración en el sentido opuesto del espacio energético: el de frecuencias negativas. Este proceso es completamente natural de nuestra especie, como mecanismo de respuesta a los acontecimientos que forman parte de la existencia.
En los niveles del campo negativo, nuestras habilidades y emociones positivas se van distorsionando, y, gradualmente, van apareciendo sensaciones poco agradables como por ejemplo la tristeza. Ya sea una aflicción leve que oprime el corazón o una fuerte pena difícil de sobrellevar, la tristeza es un modo de expresión característico de todos nosotros cuando enfrentamos acontecimientos que van en contra de nuestra lógica.

Ahora bien, cuando nuestra energía permanece en los campos negativos por periodos prolongados, no solo se da la tristeza en niveles muy intensos, sino que también aparecen otra cantidad de manifestaciones como miedo, inseguridad, inapetencia, susceptibilidad, desesperanza e irritabilidad, que nos van haciendo perder el equilibrio mental y emocional. A todo este proceso, se le ha dado el nombre de Depresión.
Hay algunos campos que describen la Depresión como una afección o enfermedad; sin embargo, hay que mirarla desde un punto de vista muy diferente.
Podemos decir que la Depresión es una condición que ha formado parte del ser humano desde sus orígenes. En los tiempos lejanos de la civilización Griega, ya los filósofos dirigían sus mejores discursos a la “melancolía”. A través de la historia cantidades de personajes han dado fin a sus vidas en momentos de desesperanza, otros vivieron unas vidas turbulentas que llamaron existencialistas, y algunos son recordados por haber muerto de tristeza, envueltos en grandes penas de amor.
Una mala alimentación, poca actividad física, un contacto con el sol casi nulo, malos hábitos respiratorios, contacto con clima frio extremo y, sobre todo, unas costumbres sociales y de pensamiento distorsionado, son los factores principales para que nuestra energía se vaya consumiendo. Es por esto que en sistemas sociales modernos, con horas de trabajo excesivas, en donde la gente no alcanza a alimentarse bien ni a recuperar su aliento, fácilmente se van desconectando de la fuente de vida y perdiendo el verdadero sentido de la existencia; que en países que enfrentan estaciones de invierno fuerte, sus habitantes bajen mucho su energía corporal y tiendan a manifestar cuadros depresivos; que la mayoría de madres se suman en gran tristeza después de un largo trabajo de parto que acaba con sus reservas energéticas; y qué los niños forzados a pensar con conceptos morales errados comiencen a presentar comportamientos lejanos de la verdadera naturaleza con que el universo les dio vida.
Entonces, podemos decir que la tristeza es parte de la Depresión… pero la Depresión no debe volverse nuestro estado normal. Es natural y sano enfrentar la tristeza en momentos que la justifiquen, y cualquier otro de los sentimientos que se generan en los estados depresivos, pero nunca éstos se pueden mantener por largo tiempo –ni siquiera en niveles leves– y mucho menos convertirse en una manera de vida.
Debemos adquirir hábitos diarios que empujen nuestras vibraciones energéticas de vuelta a su estado esencial de frecuencia positiva. Aquellos que activen el cuerpo como alimentos naturales, ejercicio rítmico, buena oxigenación e hidratación; que estimulen la mente como juegos matemáticos, escritura, pintura, manualidades o radio–meditación; y que eleven el espíritu como la auto–comunicación y el recogimiento.
El ser humano fue creado para vivir en bienestar. Fuimos enviados con herramientas sencillas e innatas que regocijan nuestro ser y nos mantienen conectado con la esencia creadora. Está en nuestras manos el utilizarlas y poder seguir el camino evolutivo con alegría, plenitud, armonía y equilibrio.